The Eye and the Pyramid

Yo te diré qué está bien y qué está mal. Sobre todo te convenceré de que no existe lo bueno ni lo malo. Te diré qué es cada cosa en cada momento y haré que no pienses en las circunstancias que rodean a todo aquello cuanto te diga. Yo haré que mi verdad sea tu verdad; es más, haré que tus opiniones se conviertan en verdaderas cuando obedezcan a lo que me interesa. Yo te diré a quién y qué debes odiar. Te haré comprender que tu éxito, tu valía, tu identidad dependen de esto, pero haré que  creas que ha sido todo idea tuya. 

Tus enemigos serán quienes yo diga que son tus enemigos. Todos aquellos que nieguen lo evidente, lo correcto, lo apropiado. Y, tranquilo, yo te diré qué es lo evidente, lo correcto y lo apropiado. Tú no tienes que preocuparte por nada. Yo estaré ahí para depositar ideas incipientes en tu mente y sabré hacerlo de tal modo que creerás que las has moldeado, alimentado y desarrollado por ti mismo. Mi éxito será tu satisfacción.

Yo te diré cuándo pensar y, sobre todo, te diré cuándo no merece la pena hacerlo. No pienses. Escucha. Yo te diré qué debes hacer con todo aquello que insinúe conceptos tales como trascendencia, entidad suprema o dios, alma, o pensamiento. A todo ello lo declararás enemigo moral de tu causa porque son mentiras. Te diré que debes deponer a todos los dioses, romper los altares, reventar todos los iconos de esa charlatanería chabacana y cobarde. Anquilosada. Antigua. Vieja.

Tú sabes que no te gusta lo viejo. Lo odias. Lo antiguo, lo espiritual, todo eso es basura. Lo sabes. Te lo digo y se convierte en verdad. El alma es una invención de los cobardes, de los pusilánimes. Igual que el perdón, el arrepentimiento, la redención, el altruismo, la solidaridad… Todo eso es basura de cobardes e hipócritas. Lograré hacer de ti tu propio dios, tu propia iglesia, tu único credo. Haré que tú te conviertes en lo más elevado y central de tu existencia, en lo superior e inalcanzable, lo inalienable. Te convertiré en lo más puro. 

Y lo puro, como sabes, debe aniquilar toda mácula sobre la tierra. Sobre tu tierra, tu país, tu hogar. Conceptos a los que obedeceréis por encima de vosotros mismos y, por supuesto, por encima de los demás. Los demás no son nada. Ya te he dicho que son enemigos. Así que deberás acabar con ellos. Los ignorarás, los mantendrás alejados, y si es preciso los acusarás de traición, de locura… yo te diré de qué los acusarás en cada momento. Porque tendrás que hacerlo.

Yo te diré qué países merecen ser liberados. Y te reeducaré en el concepto de libertad. La libertad es lo que tú quieres que sea. Lo que yo te susurre que es. Porque dirigiré palabras a tus oídos y tú las harás tuyas. Sentirás haberlas pensado. Esto será así.

Al final no hará falta que pienses. Porque serás un dios en ti mismo, porque tú definirás a tus enemigos y tus enemigos serán todos aquellos que se interpongan en tu verdad. Tu verdad será la que yo te diga que has descubierto que es. Esto funcionará así y te diré cómo debes hacerlo.

Te diré el cómo y el dónde. El cuándo es constantemente y cuanto más estés conmigo más fácil resultará para todos. Todos queremos lo mejor. El bien común. Créeme. Tú eres una pieza clave de ese bien común. Estás ayudando a que el mundo sea un lugar muchísimo mejor para todos. Tu altar para ti. Escucha: el ego no es malo. Endeudarte para conseguir ese coche tampoco lo es. Tú y yo lo sabemos: ese coche representa el éxito. Necesitas ese coche. Todo lo demás vendrá con ese coche. El reconocimiento, las ofertas de trabajo, la comida. Sabemos que es verdad. Haz caso a lo que te digo de esta colonia, de esta casa, de esta prenda de vestir, de este producto antienvejicimiento.

Yo te diré que puedes ser inmortal. Y tú me creerás porque haré que todo parezca que proviene de ti mismo. Por eso me amarás. Por eso me amaréis todos y tendré a mi disposición un enorme ejército de dioses inherentes a sí mismos que habrán renunciado al pensamiento.

Y, entonces, de ese modo la verdad será lo que yo diga que es verdad; el bien y el mal cambiarán con el sol y la luna y yo determinaré qué es el día y qué es la noche. Y cuándo tienen lugar. Y qué será el verano y qué importancia tienen los demás. Haré que dudéis los unos de los otros en cuanto a equivalencia y sabréis, sabréis de todo corazón, que vosotros sois mejores que los demás. Y los demás creerán que son mejores que vosotros porque yo lo habré hecho ser de esa manera. 

Me amaréis desde vuestro odio hacia los demás porque yo seré quien os impulse a conseguir lo que más queréis. Yo os diré qué es lo que más queréis. Por ahora soy yo lo que más quieres.

Me obedeceréis. Os dejaré pensar que estáis en mi contra. Por supuesto que sois mucho más inteligentes que yo. ¿Ves? Eres mucho más inteligente que tu vecino, que su hijo, y que cualquier persona de cualquier parte del mundo. Yo defino el concepto de persona. Yo te digo que tú vales más que todo. 

Y todos y cada uno de vosotros os lo creeréis. Seréis dioses que prescindieron del pensamiento.

Así será como consiga que cuantos me crearon se sientan orgullosos de sí mismos y puedan controlarlo todo.

Te he confesado un secreto inconfesable. Pero todo esto lo has pensado tú. Y es una absoluta estupidez. Tú sabes que lo es porque tú mismo has llegado a la conclusión de que esto es una aberrante tontería. Porque es imposible. Exacto. Eso es.

Una línea de pensamiento perfecta, señor. Muy conveniente. Para ti, por supuesto. 

Solo lo que tú creas que es verdad e importante será veraz e importante. Porque yo te digo que tú dices que así debe ser.